Nearshoring: tendencias y perspectivas de la reconfiguración de las cadenas globales de valor
31 de Octubre de 2024Roberto Durán Fernández
Profesor-investigador
Ernesto Stein
Faculty of excellence
1. Introducción: nearshoring como respuesta a la disrupción de las cadenas globales de valor
El nearshoring, entendido como la relocalización de la producción hacia regiones más cercanas a los mercados finales, ha emergido como una tendencia crucial en la reconfiguración de las cadenas globales de valor. Este fenómeno ha sido impulsado por una serie de eventos disruptivos, desde las crecientes tensiones comerciales entre EE.UU. y China, la pandemia de COVID-19 y el resurgimiento de políticas industriales en los países desarrollados.
A medida que las empresas y los gobiernos buscan fortalecer la resiliencia de sus cadenas de suministro frente a crisis futuras, América Latina, y en particular México, se perfilan como destinos estratégicos para captar nuevas inversiones y consolidarse como actores clave en este nuevo entorno.
Este artículo explora las tendencias, oportunidades y desafíos que el nearshoring presenta para la región, con un enfoque especial en México, donde se concentran gran parte de las expectativas y realidades asociadas a este proceso.
Debido a los problemas en la cadena de suministro que surgieron o se hicieron evidentes con la pandemia, el conflicto comercial y geopolítico entre EE.UU. y China, el resurgimiento de la política industrial en los países desarrollados, particularmente en EE.UU., y la búsqueda de una mayor sostenibilidad, tanto los países como las empresas están reorganizando sus cadenas de suministro, especialmente en sectores estratégicos.
Pocos países han sido más activos en la búsqueda de reconfigurar sus cadenas de valor en sectores estratégicos que EE. UU. Ya desde los primeros 100 días de su gobierno, la administración del presidente Biden se fijó la meta de reorganizar las cadenas de suministro en sectores estratégicos, incluidos los semiconductores, baterías para autos eléctricos, minerales críticos, entre otros. Esto fue acompañado más tarde por dos iniciativas de política industrial: la Chips and Science Act y el Inflation Reduction Act, ambos de 2022. De cara a las próximas elecciones en EE. UU., todo parece indicar que la política industrial se mantendrá, o que se profundizará aún más.1
Estas tendencias generan importantes oportunidades para que América Latina se inserte en las cadenas globales de valor (CGV). Sin embargo, sin duda alguna, México es el país con mayor potencial. En un documento publicado por el BID en 2022, se estimó que el fenómeno del nearshoring podría generar aumentos en las exportaciones de América Latina y el Caribe de cerca de 79,000 millones de dólares, asociadas al reemplazo de proveeduría china por proveeduría de la región. México sería, con diferencia, el mayor beneficiario, con el potencial de capturar casi la mitad de esos beneficios (IADB, 2022).
México tiene el potencial de posicionarse como el principal beneficiario del nearshoring debido a su ubicación geográfica única, con una larga frontera con EE. UU., y su pertenencia al T-MEC, lo que le otorga acceso privilegiado al mercado norteamericano. En segundo lugar, México cuenta con una capacidad productiva sin igual en América Latina, con la posible excepción de Brasil. El índice de complejidad económica de México, que mide la sofisticación y diversificación de las capacidades productivas, es, por un amplio margen, el más alto de la región (Gómez-Zaldívar & Gómez-Zaldívar, 2023; Hausmann, Cheston & Santos, 2015).
En tercer lugar, y relacionado con lo anterior, México ya está integrado en las CGV en muchas industrias importantes, tales como la automotriz, la aeroespacial, la de dispositivos médicos, la electrónica, entre otras. Es mucho más fácil ampliar la capacidad en un sector existente, o moverse hacia productos que requieren capacidades similares a las de los bienes ya producidos, que empezar de cero en un lugar sin capacidades.
En cuarto lugar (esto se relaciona con la pertenencia al T-MEC), la política industrial de EE. UU., como el Chips and Science Act o el Inflation Reduction Act, hoy en día ofrece oportunidades a México que no están disponibles para otros países.2 Por ejemplo, los automóviles eléctricos producidos en México son elegibles para los subsidios definidos en el Inflation Reduction Act. Los autos eléctricos producidos en otros países no tienen los mismos beneficios.
En quinto lugar, a través del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN), los gobiernos de EE.UU. y México están trabajando conjuntamente para identificar oportunidades para México en la cadena de proveeduría de sectores estratégicos (semiconductores, suministros médicos, minerales críticos, etcétera).
Este documento busca contribuir al debate actual profundizando en el fenómeno que supone el nearshoring y, en un sentido más amplio, la reconfiguración de las CGV, caracterizándolo a partir de una propuesta de taxonomía que puede ayudar al análisis de este proceso.
2. Reconfiguración de las Cadenas de Valor: Factores y Tendencias Clave
Desde mediados de la década de 2010, han comenzado a ocurrir cambios en las CGV que apuntan hacia una reconfiguración en la manera en que han funcionado las redes de comercio global. Es importante recordar que, con la entrada de China en la OMC a inicios de siglo, este país ascendió en la escena de la producción global como la nueva fábrica del mundo. Gracias a sus bajos costos laborales y su enorme capacidad instalada, China logró atraer a la manufactura de Occidente hacia su territorio (Durán-Fernández, 2024a, 2024b).
En el centro de este fenómeno se encontraba una estrategia de las empresas, principalmente occidentales, de trasladar la producción de las fábricas que se encontraban en Europa y EE. UU. hacia Asia, en un proceso conocido como "offshoring". El offshoring ha sido uno de los pilares sobre los cuales se ha construido la globalización moderna, la cual no ha estado exenta de polémicas. Por ejemplo, autores argumentan que este modelo ha sido responsable de que EE. UU. haya perdido casi dos millones de empleos netos desde 2011 (Autor, Dorn & Hanson, 2016).
Otros investigadores aseguran se ha afectado la tasa de participación laboral, particularmente en las personas con bajo nivel de escolaridad, o bien que no ha habido en realidad una pérdida total de empleo, sino una reconfiguración del mercado laboral del sector industrial hacia el sector servicios (Belsie, 2011). El impacto de la integración comercial de China en la economía de EE. UU. sigue siendo un tema debatido desde la perspectiva académica. Sin embargo, esto no ha impedido que en la esfera pública se utilice este argumento para denunciar el modelo de globalización como una de las causas de los graves problemas de desigualdad y exclusión que enfrenta EE. UU. (Kennedy & Mazzoco, 2022; Durán-Fernández, 2024b).
Otro problema relacionado con el modelo de offshoring hacia China, más allá de cualquier impacto que haya tenido en los mercados laborales, radica en los derechos de propiedad intelectual. El offshoring hacia China ha exigido típicamente a las empresas occidentales entrar en acuerdos forzados de transferencia de tecnología con contrapartes de ese país. A cambio, China ha ofrecido a las empresas extranjeras acceso a su enorme mercado doméstico. Este modelo ha provocado graves problemas de protección de derechos de propiedad tecnológica. El Congreso de los EE. UU. argumenta que China se apropia de propiedad intelectual norteamericana con un valor estimado entre 225,000 y 600,000 millones de dólares al año (Durán-Fernández, 2024b).
Desde mediados de la década de 2000, se han empezado a dar cambios en el entorno de la economía global que pueden dar indicios sobre una reconfiguración de las CGV. En este sentido, Braun, García y Molero (2023) proponen cuatro grandes tendencias que han influido en la reconfiguración de las CGV en la última década.
La primera tendencia está relacionada con los costos laborales en China. Originalmente, la lógica económica de trasladar la producción desde Occidente hacia el país asiático se basaba en las grandes diferencias salariales entre Europa y China. Sin embargo, desde mediados de la década de 2010, los salarios en China han aumentado principalmente por incrementos en la productividad, cerrando esta brecha entre el país y los lugares de origen de las inversiones. Además, los avances tecnológicos, como la robotización, la automatización y tecnologías como la fabricación aditiva, también han contribuido a reducir estas diferencias de costos laborales (Braun, García y Molero 2023; Durán-Fernández, 2024b).3
Una segunda tendencia está vinculada a la sostenibilidad. El modelo de producción offshore depende en gran medida de cadenas de suministro transoceánicas de larga distancia, las cuales tienen una huella de carbono alta. Estas cadenas de valor podrían volverse insostenibles desde una perspectiva ambiental, especialmente para los países que buscan cumplir con ambiciosas metas de sostenibilidad y reducir la huella de carbono de sus productos.
La presión por acortar estas cadenas de valor está en aumento. Asimismo, la crisis climática está impactando las cadenas de suministro y los corredores logísticos, como lo demuestra la sequía que ha afectado el tránsito en el Canal de Panamá desde 2023 (Gantz, 2023; IADB, 2020; Maloney, et al., 2023).
La tercera tendencia tiene que ver con los riesgos geopolíticos que han surgido en los últimos años. Si bien se ha hablado mucho sobre los beneficios de la globalización, los riesgos inherentes a un mundo interconectado también se han hecho evidentes. Estos riesgos incluyen crisis sanitarias globales, como la pandemia de COVID-19, conflictos geopolíticos y rivalidades entre naciones, como las guerras en Europa del Este o tensiones en el Medio Oriente (Chan, 2013; Braun, García y Molero 2023).
Actualmente, la cuestión geopolítica de mayor relevancia es posiblemente la rivalidad creciente entre China y los EE. UU. Entre 2000 y 2020 China pasó de ser la octava economía del mundo a la segunda, solo después de los EE.UU. Hoy en día China es el principal socio comercial de la mayoría de los países de América Latina, África y Asia.
Asimismo, China busca un liderazgo global impulsando iniciativas de inversión estratégicas que consoliden su liderazgo global más allá de la dimensión económica en áreas como los semiconductores, la electromovilidad y la inteligencia artificial.
A través de iniciativas de inversión como One Belt One Road el país asiático ha llevado a cabo grandes inversiones en infraestructura en el sur global, ganando mayor influencia económica y política. Visto desde este contexto, la Guerra Comercial entre EE. UU. y China que inició en 2018 va más allá de la esfera económica, teniendo importantes matices políticos.
Figura 1. Recomposición de relaciones comerciales globales
La cuarta tendencia, cada vez más visible, está relacionada con el resurgimiento del proteccionismo, especialmente en los países desarrollados. Estas políticas buscan, bajo una lógica de seguridad nacional, proteger sectores estratégicos ante posibles conflictos o amenazas futuras. También reflejan un resurgimiento de prácticas proteccionistas basadas en el nacionalismo económico, cuyo objetivo es evitar la pérdida de empleos ante la competencia externa. Este incremento en el proteccionismo se refleja en las políticas comerciales e industriales impulsadas por varias naciones, principalmente en Occidente (Puślecki, 2023; Braun, García y Molero 2023).
3. Modelos de Relocalización: De la Teoría a la Realidad
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) publicó en 2020 un informe sumamente relevante, cuestionando cuáles serían las nuevas tendencias en la configuración de las cadenas globales (UNCTAD, 2020). En un mundo marcado por riesgos globales y disrupciones en las cadenas de suministro, como las que suponía la pandemia de COVID-19, el informe señalaba que era previsible una tendencia hacia modelos regionales de proveeduría en lugar del modelo tradicional de globalización offshore.
En ese entonces se discutían cuatro posibles modelos de relocalización de las cadenas de valor (Durán-Fernández, 2023a; 2023b):
El nearshoring, que implica la relocalización de las cadenas de valor desde lugares distantes hacia economías más próximas a los mercados finales, donde aún se pueden aprovechar ventajas en costos. Por ejemplo, cerrar una fábrica en China y ubicarla en América Latina, donde los costos logísticos pueden ser menores.
La fragilidad de las cadenas de valor ante crisis globales también podría reducirse, aprovechando los menores costos de mano de obra que ofrecen los países latinoamericanos. Este modelo privilegia la resiliencia y la seguridad del comercio internacional sobre los costos inmediatos de producción, asumiendo implícitamente que el riesgo de tener cadenas de suministro largas es demasiado elevado ante disrupciones.
El reshoring es una alternativa al nearshoring. En lugar de tercerizar la producción en países cercanos, esta regresa a los países industrializados. Esta opción puede ser económicamente viable con el uso de tecnologías intensivas en capital que reduzcan el costo laboral. El resultado sería un mundo menos globalizado y con menor integración comercial.
Otra alternativa para gestionar los riesgos en las cadenas de valor globales consiste en buscar una mayor diversificación global de la planta productiva. Esto significa que, en lugar de reubicar la producción hacia las Américas, se busque diversificarla mediante el offshoring a países que no presenten los mismos riesgos geopolíticos. Esta estrategia, conocida como "allyshoring", consiste en producir en países aliados y permite una reconfiguración de las cadenas de valor global sin fragmentar el comercio internacional en bloques regionales.
Finalmente, existe un escenario intermedio, en el que las cadenas globales de valor interoceánicas ceden su lugar a cadenas de abastecimiento regional. Bajo este modelo el mundo se fragmenta en bloques comerciales regionales que estratégicamente buscan cierto nivel de autarquía para hacer frente a riesgos globales. Por ejemplo, la iniciativa de hubs regionales de vacunación impulsada tras la pandemia del COVID-19 tiene como propósito tener centros de producción de vacunas en África para que, en caso de una nueva emergencia sanitaria, la región sea autosuficiente en caso de que los países productores de vacunas cierren el mercado de exportación. Este modelo es en cierta medida la base de otras iniciativas como la seguridad alimentaria que persiguen algunos países en el Caribe (Durán-Fernández, 2023a, 2023b).
4. Tendencias Actuales en el Nearshoring: Una Perspectiva Mexicana
Los modelos de relocalización de la producción planteados por la UNCTAD en 2020 representaban, en realidad, una visión teórica sobre las direcciones posibles hacia las cuales podría avanzar una nueva globalización frente a los retos emergentes que enfrentaban el comercio y la economía global. La realidad ha demostrado ser mucho más compleja que estos modelos iniciales. Más que la adopción de un modelo único de relocalización, comienza a percibirse una reconfiguración profunda de las CGV que busca crear mayor resiliencia en la red de proveeduría ante los riesgos globales, manteniendo costos razonables mientras se produce un reacomodo frente a las nuevas políticas industriales y comerciales de los países industrializados.
Durán-Fernández (2024b) identifica seis tendencias que se observan en el fenómeno de nearshoring con un enfoque en México:
Cambios en las expectativas. El primer cambio notable se observa en las expectativas de gobiernos y empresas, especialmente en algunas regiones de América Latina. El fenómeno del nearshoring ha generado un interés inusitado en países como México, donde en algunos círculos se ha percibido como una solución casi milagrosa a los grandes retos de desarrollo que enfrenta el país, aunque posiblemente con expectativas desproporcionadas respecto a su potencial real. Esta sobre-expectativa ha llevado también a posturas críticas y escépticas que llegan incluso a negar el fenómeno.
A pesar de estas diferencias entre expectativas y realidad, el nearshoring ha influido significativamente en las perspectivas de diversos actores en América Latina, particularmente en México y algunas zonas de Centroamérica.
Retroceso de China en el mercado norteamericano. Los datos de comercio exterior de los últimos años muestran un retroceso en la participación de mercado de China en de EE. UU., especialmente en productos sujetos a sanciones comerciales. No obstante, naturalmente, no se espera un desacoplamiento completo de las economías de América del Norte y China.
Impacto económico de preferencias comerciales en EE. UU. Un tercer hecho que emerge es que la región del Sudeste Asiático, en particular los países del bloque comercial de ASEAN, ha sido la más beneficiada por la pérdida de participación de mercado de China. Vietnam aparece en esta región como el país más favorecido. América Latina, en comparación, ha obtenido relativamente pocos beneficios, salvo en el caso de México, debido a su cercanía y el dinamismo y profundidad de sus relaciones comerciales con EE. UU.
Figura 2. Cambio en puntos porcentuales de la participación en importaciones de EEUU 2017-2023
Reconfiguración de cadenas de producción. Más que una simple relocalización o nearshoring, lo que estamos observando es una reconfiguración de las cadenas de producción, con empresas multinacionales y domésticas respondiendo al entorno actual mediante nuevas estrategias de inversión, como la ampliación de fábricas, el movimiento de líneas de producción o nuevas inversiones greenfield. La idea inicial de 2020, que planteaba cerrar fábricas en China para abrirlas en América Latina, no se ha materializado como se esperaba. Sin embargo, las estrategias de inversión que se están implementando están teniendo un impacto significativo en la configuración de las cadenas de suministro.
El papel de la política industrial. Un quinto hecho relevante es la expedición del CHIPS Act y la Inflation Reduction Act en EE. UU., legislaciones ambiciosas que implican, entre otros, repatriar inversiones (reshoring). Es importante destacar que el objetivo principal de estas leyes no es necesariamente detonar inversión y empleo en otros países, ni siquiera en México, sino hacer más resilientes las cadenas de suministro estratégicas para EE. UU., y poner a este país posiciones de liderazgo en ciertas industrias estratégicas. Sin embargo, pueden derivarse efectos secundarios que beneficien a otros países, como México, especialmente en sectores específicos como el empaque y las pruebas de microprocesadores.
Nuevas estrategias de inversión de China. Finalmente, una tendencia que no se apreciaba con claridad en 2020, es el surgimiento de nuevas estrategias comerciales e industriales en China. En particular, se observa un esfuerzo por incrementar la presencia industrial en México para que este país sirva como plataforma para sortear las sanciones comerciales de EE. UU. e ingresar al mercado norteamericano.
5. Una Nueva Taxonomía del Nearshoring: Clasificación y Ejemplos
En sus inicios, el debate sobre el nearshoring y sus implicaciones para América Latina y México consideraba este fenómeno como un movimiento unidireccional, con la producción desplazándose desde China hacia otras localidades que ofrecían mejores condiciones frente a los desafíos económicos, geopolíticos y de riesgos. Sin embargo, la reconfiguración de las CGV ha resultado ser mucho más compleja (Jayashankar & Torres, 2023).
Teóricamente, se esperaría que algunas empresas cierren o reduzcan sus operaciones en China, y se trasladen a México y a otros países bien situados geográficamente y con capacidad para aprovechar la relocalización. Esto debería reflejarse en incrementos en IED (Inversión Extranjera Directa), al menos en parte asociado a la llegada de empresas nuevas (Durán-Fernández, 2024b).
No obstante, a pesar del aumento en la participación de las exportaciones de México en el mercado estadounidense, este crecimiento no ha sido acompañado por un aumento proporcional en la llegada de nuevas empresas extranjeras.
Desde 2022, aunque la IED en México ha aumentado significativamente, las estadísticas de la Secretaría de Economía señalan que este aumento se debe en gran medida a la reinversión de utilidades por parte de empresas ya establecidas, en lugar de la entrada de nuevos jugadores al mercado (Secretaría de Economía, 2024a). Asimismo, la mayoría de los anuncios de inversión observados durante los últimos meses se asocian a expansiones en la capacidad productiva de empresas ya establecidas.
Algunos analistas han señalado este comportamiento de la IED nueva para argumentar que el fenómeno del nearshoring es un espejismo. En nuestra opinión, este argumento no es convincente. Para caracterizar al nearshoring, el tipo de IED de acuerdo con la fuente de capital – inversión nueva respecto a reinversión de utilidades—nos parece irrelevante. Pensemos en una nueva planta que se establece en México para responder a la demanda generada por el conflicto comercial entre EE. UU. y China. Esto claramente está asociado al nearshoring, independientemente de que la planta se financie con inversión nueva o reinversión de utilidades de una firma que ya está presente en México.4
En este contexto, es importante recordar que en México los dividendos están sujetos a un impuesto del 10%, por lo que, fiscalmente, para una empresa ya establecida en México, puede tener más sentido reinvertir utilidades que ingresar recursos nuevos desde el exterior. Dado que muchas de las empresas más importantes que podrían participar en la reconfiguración de las cadenas de valor debido al nearshoring ya tienen presencia en México, no es extraño que una porción importante de este fenómeno se refleje en aumentos en la categoría de reinversión de utilidades, más que en inversión nueva.
Figura 3. Inversión Extranjera Directa USD Millones (Gráfico izquierda) Porcentaje del Total (Gráfico Derecha) *
En principio, resulta de mayor utilidad la clasificación de la IED de acuerdo con el tipo de proyecto que se financia con la inversión. No es lo mismo una nueva planta (greenfield investment) que la compra por parte de una firma extranjera de activos existentes (brownfield). En el caso de greenfield, se trata de una inversión que amplía la capacidad productiva. En el caso del brownfield, aunque este no es necesariamente el caso, es posible que la compra implique aumentos en la productividad o en la utilización de la capacidad instalada.
Un problema con esta clasificación es que existen zonas grises ya que, más allá de los casos extremos de plantas nuevas o compra de activos existentes, en muchos casos la IED toma la forma de ampliación de plantas existentes, que en principio podría clasificarse en cualquiera de las dos categorías.5
A pesar de que, aún con sus zonas grises, esta distinción sí podría ser de utilidad, en particular para dejar de lado las inversiones que son puramente compra de activos existentes, la realidad es que las estadísticas oficiales no proporcionan información sobre el tipo de proyecto (greenfield o brownfield), y solo distinguen la fuente de capital (inversión nueva, reinversión de utilidades o cuentas entre compañías).
En ausencia de esta distinción en las estadísticas oficiales, parece tentador asumir que la inversión nueva es de tipo greenfield, y la reinversión de utilidades es brownfield. Pero esto no es así. No hay una correspondencia precisa entre la fuente de capital y el tipo de proyecto. Una empresa que ya tiene operaciones en México podría construir una nueva planta reinvirtiendo sus utilidades.
De la misma forma, una firma, tenga o no operaciones en México, podría utilizar inversión nueva para comprar una planta existente. No obstante, de manera anecdótica, los anuncios de inversión recientes sugieren que México ha aumentado su provisión de insumos a EE. UU. principalmente a través de la expansión de la capacidad de empresas ya establecidas en el país.
Más allá de esta discusión sobre IED y nearshoring, ¿por qué centrarse únicamente en la inversión por parte de firmas extranjeras? Las empresas que producen insumos con capital mexicano también pueden aumentar sus inversiones para responder a una mayor demanda asociada a este fenómeno. Estos productos, al igual que en el caso de la IED, pueden generarse en una nueva planta o mediante la expansión de una ya existente.
Dado lo anterior, ¿qué tipo de actividades deberían clasificarse como nearshoring? Como mencionamos anteriormente, proponemos considerar la inversión, ya sea nacional o extranjera, que involucre plantas nuevas o ampliación de activos existentes siempre y cuando el motivo de dicha inversión esté vinculado a alguna de las tendencias que impulsan la relocalización de las cadenas globales de valor. Dejamos de lado las inversiones que involucran únicamente la compra de activos existentes (el caso más puro de inversiones brownfield).
En este sentido, proponemos una taxonomía de nearshoring en dos dimensiones. La primera es el origen del capital, que puede ser extranjero o mexicano. La segunda es el tipo de proyecto, esto es, si se trata de inversiones de nuevas plantas productivas o la ampliación de infraestructuras ya existentes. Para fijar estas ideas, vale la pena dar algunos ejemplos.
La Figura 4 presenta un diagrama que clasifica diferentes tipos de inversiones relacionadas con la reconfiguración de las cadenas de valor, dividiéndolas en cuatro cuadrantes que cruzan dos ejes: capital extranjero y capital nacional (en el eje vertical) y nuevas plantas y ampliaciones (en el eje horizontal). Los cuatro cuadrantes representan diversas estrategias de inversión según su origen de capital y el tipo de expansión:
Inversiones inerciales (cuadrante superior izquierdo, color rojo): Estas inversiones no están influenciadas por el fenómeno de la reconfiguración de las cadenas de valor. Son inversiones que habrían ocurrido de cualquier manera, independientemente de las sanciones comerciales entre EE. UU. y China o de los riesgos geopolíticos, ambientales o sanitarios recientes.
Reconfiguración hacia ALC (cuadrante superior derecho, color amarillo): Estas inversiones están directamente relacionadas con la reconfiguración de las cadenas de valor. Representan oportunidades creadas por las tensiones comerciales entre EE. UU. y China, que impulsan un proceso de gestión de riesgos globales. Estas inversiones buscan reducir la dependencia de la proveeduría asiática mediante la creación de nuevas plantas o la ampliación de capacidades en América Latina y el Caribe (ALC).
Reconfiguración desde China (cuadrante inferior derecho, color azul): Este tipo de inversiones se observa especialmente en México, a expensas de China. Implica que empresas o líneas de producción que previamente se habrían establecido en China ahora lo hacen en ALC como resultado de los cambios en el panorama geopolítico y económico.
Reconfiguración nacional (cuadrante inferior izquierdo, color verde): Este cuadrante no está descrito específicamente en el texto, pero sugiere la creación de nuevas plantas o ampliaciones utilizando capital nacional. Este tipo de inversión podría estar ligado a la reconfiguración dentro de los países de ALC, impulsada por factores internos como políticas de fomento industrial o la modernización del sector manufacturero.
La inversión que Volvo ha anunciado en Nuevo León sería un ejemplo de IED en una planta nueva, en este caso por parte de una empresa que no tenía operaciones de este tipo en el país. El anuncio de BMW de expandir su planta de San Luis Potosí para producir vehículos eléctricos y baterías de última generación sería un ejemplo de IED de una empresa establecida que ya era parte de la plataforma de exportación nacional. Una expansión de una planta por parte de alguna de las autopartistas mexicanas, como Bocar Group o Nemak, sería una inversión de una empresa establecida cuyo origen de capital es nacional.
También existen empresas con capital nacional que se han beneficiado del fenómeno, particularmente en el ramo inmobiliario industrial, como la financiera Finsa, que ha levantado más de 600 millones de dólares por medio de un nuevo fondo entre las AFORES para inversión en este ramo (Figura 4).
Sin embargo, no todo dentro de cada cuadrante es realmente nearshoring. Por ejemplo, podría haber inversiones de empresas nuevas que no tenían operaciones en México, pero que no se instalan por motivos relacionados con la reorganización de las cadenas de valor asociadas a las tendencias identificadas más arriba (i.e., búsqueda de resiliencia, guerra comercial, etcétera).
Por eso, es importante separar en cada cuadrante, al menos de manera conceptual, lo que tiene que ver con nearshoring y lo que no (Figura 4). Por ejemplo, firmas extranjeras en el espacio del comercio electrónico minorista invirtiendo en nuevos centros de distribución pueden obedecer a una lógica de servir a un mercado doméstico creciente, y no estar relacionados con la lógica del nearshoring. Lo mismo sucede con un nuevo supermercado u hotel de una cadena extranjera.
Más allá de la expansión de capacidad productiva para atender el mercado de EE. UU., hemos observado una serie de iniciativas de empresas que, en algunos casos, no participan de manera directa en las cadenas de valor, pero proveen servicios o invierten en las empresas que sí lo hacen. Por ejemplo, Prima es una startup mexicana que funciona como una “fábrica virtual”, identificando pequeñas y medianas empresas (PyMEs) que pueden proveer ciertos productos o procesos, pero que no están listas para participar de manera independiente en las CGV por falta de capacidades o cultura de cumplimiento con estándares de calidad y tiempos de entrega. Prima recibe contratos de corporativos de fuera de México y trabaja con las PyMEs para asegurar el cumplimiento de esos estándares en la provisión de los productos requeridos.
The Nearshore Co. provee servicios de sheltering a empresas extranjeras que quieren instalarse en México, resolviendo temas tanto de espacio físico como de participación en programas públicos como el IMMEX, etc. Auba es una startup que provee servicios a empresas que tienen o quieren desarrollar su cadena de proveeduría en México, utilizando inteligencia artificial para ayudar a sus clientes a identificar riesgos y optimizar su logística. Nido Ventures es un fondo de capital de riesgo liderado por dos mexicanas que está enfocando su tesis de inversión en temas de nearshoring y cadenas de valor. Todas estas iniciativas son parte de lo que consideramos actividades relacionadas con el nearshoring.
Esta taxonomía ilustra la complejidad de un fenómeno amplio que está transformando las CGV, donde el nearshoring es una manifestación local. La medición del fenómeno presenta retos muy relevantes desde el punto de vista de recolección de datos y análisis metodológico. Al respecto, cabe señalar que la información utilizada para caracterizar esta taxonomía, de carácter conceptual, no proviene de estadísticas oficiales, toda vez que esta información no permite tener una imagen detallada. Esta ha sido recolectada a través de entrevistas en profundidad con actores relevantes en el espacio industrial, evidencia cualitativa que permite asomarse a este fenómeno, pero el análisis completo es aún una tarea pendiente.
Figura 4. Taxonomía del Nearshoring
6. Consideraciones Finales: Desafíos y Oportunidades del Nearshoring
El fenómeno del nearshoring se presenta como una manifestación clave en la reconfiguración de las CGV, impulsado por una combinación de factores geopolíticos, económicos y tecnológicos. Aunque los modelos teóricos iniciales ofrecían un marco de referencia útil, la realidad ha demostrado ser mucho más compleja, con una diversidad de estrategias de inversión y relocalización que están moldeando el panorama global. México, en particular, se encuentra en una posición única para capitalizar estas tendencias, pero la magnitud y la naturaleza de los beneficios dependen de múltiples variables, incluyendo la capacidad del país para atraer y retener inversiones, y su habilidad para integrarse en las nuevas cadenas de valor. A medida que continuamos observando y analizando estas dinámicas, es esencial adoptar políticas públicas que reflejen la realidad cambiante del comercio global y las cadenas de suministro.
Notas
1No obstante, los instrumentos que se podrían emplear para profundizar la política industrial podrían diferir de manera importante. Por ejemplo, mantener o no la CHIPs Act e IRA; hacer un uso más o menos extensivo de intervenciones de mercado, implementar tarifas y aumentar el proteccionismo, lo que induciría la relocalización hacia EE. UU. Esto, a su vez, impactaría las oportunidades de México para aprovechar el nearshoring.
2Como se indicó anteriormente, la elección de 2024 en EE. UU. podría implicar cambios cualitativos en la política industrial. Algunos analistas estiman que, bajo un escenario en el que gane el presidente Trump, estas iniciativas podrían modificarse o, en un extremo, cancelarse (Holland & Knight, 2024).
3Minimizar los costos laborales ha sido históricamente una de las razones del offshoring, pero los precios más bajos y la mayor disponibilidad de robots y procesos de automatización son factores que podrían reducir esta motivación. La adopción de robots industriales avanzados ha estado creciendo en los últimos años, y las estimaciones indican que continuará creciendo a corto plazo. Sin embargo, existen otros factores en juego. Para una discusión más profunda sobre este tema ver Braun, García y Molero (2023).
4La Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras define como nuevas inversiones a los movimientos de IED asociados a la entrada de capital extranjero en México, mediante diversas modalidades. Estas incluyen las inversiones iniciales realizadas por personas físicas o morales extranjeras al establecerse en el país, que abarcan la inversión en activos fijos y capital de trabajo necesarios para llevar a cabo actividades comerciales de manera habitual en México. Además, comprende las aportaciones al capital social de sociedades mexicanas, ya sea iniciales o incrementos, por parte de inversionistas extranjeros. También incluye la transmisión de acciones de inversionistas mexicanos a inversionistas extranjeros, así como el monto inicial de las contraprestaciones en fideicomisos que confieren derechos relacionados con la IED. Por otra parte, la reinversión de utilidades es la parte de las utilidades que no se distribuye como dividendos y que se considera IED por representar un aumento de los recursos de capital propiedad del inversionista extranjero (Secretaría de Economía, 2024b).
5Dicha ampliación podría ser clasificada como greenfield si es muy sustancial en comparación con los activos iniciales, o brownfield si la mayor parte de la inversión se destina a la compra de activos existentes.
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