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El futuro de las MIPYMES en México: navegando los retos y oportunidades de la economía digital

17 de Mayo de 2023
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Laboratorio de Emprendimiento y Transformación (LET)

El Laboratorio de Emprendimiento y Transformación (LET) es una comunidad transdisciplinaria dedicada a impulsar y desarrollar iniciativas de emprendimiento público a nivel nacional e internacional. Fue fundado en 2015, en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. La principal misión de LET es facilitar y conectar proyectos enfocados en generar contribuciones a los retos y oportunidades públicas en sectores críticos, mediante programas como MECATE, que reúne a emprendedoras y emprendedores globales, y la Sociedad de Emprendedores Públicos, que respalda iniciativas de alto impacto en México.

LET proporciona no solo programas de emprendimiento, sino también recursos, herramientas y acompañamiento para fortalecer y acelerar el crecimiento de los emprendedores públicos. Por ejemplo, LET creó la Arquitectura de Horizontes (HA), que consiste en la integración de un marco de pensamiento de sistemas, un sistema de inteligencia artificial y datos, y una red fractal multipropósito diseñada para mejorar las interacciones humano-máquina al enfrentarse a desafíos complejos. Mediante el enfoque transdisciplinario y colaborativo de HA, LET busca asistir a las personas y comunidades para enfrentar desafíos complejos y generar un impacto significativo y sostenible.

LET busca fortalecer la educación en emprendimiento público y ética computacional, y posicionar a HA como un aliado clave en el ámbito académico y de incidencia. Además, aspira a generar una comunidad colaborativa de emprendedores públicos, investigadores e instituciones dedicados a contribuir a la solución de problemas complejos. A través de la investigación aplicada, la prospectiva estratégica, las tecnologías emergentes y el emprendimiento público, LET busca aprender y apoyar a las personas para que se conviertan en agentes de cambio y enfrenten los desafíos de lo público del presente y del futuro.

 

Introducción

Por lo general, los proyectos de emprendimiento altamente innovadores inician —y en muchos casos permanecen— como micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES). Este tipo de unidades económicas constituyen la columna vertebral del mercado laboral en México y en el mundo. Según los datos oficiales más recientes disponibles, el 78 % de la población económicamente activa ocupada no agropecuaria laboraba en una MIPYME (ENOE, INEGI) 2023), al tiempo que este tipo de empresas integraban el 99.8 % de los negocios del país y contribuyeron a generar el 39 % de la producción bruta total (Censo Económico, INEGI 2019). Por lo tanto, su creación, desempeño, crecimiento, productividad, capacidad de innovación y perdurabilidad son, entre otros factores relacionados, variables vitales para el bienestar y la prosperidad de nuestra sociedad.

No obstante, en México personas emprendedoras, MIPYMES y personas que en ellas laboran enfrentan complejos desafíos para iniciar, financiarse, crecer, escalar, incorporar tecnología, generar innovación y, en general, para sobrevivir, particularmente en el contexto pospandémico.

De los 4.9 millones de MIPYMES reportados por el Censo Económico 2019, el Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020 (EDN, INEGI, 2021) indica que 3.9 millones de negocios de estas características sobrevivieron a la contracción económica derivada de la crisis sanitaria, equivalentes al 79 %.

Si bien es cierto que la pandemia de COVID-19, en combinación con otros factores, terminó con un amplio número de negocios, y que hasta la fecha la tasa de cierre de establecimientos permanece en niveles más altos que antes de 2020, es notable que la tasa de nacimiento de establecimientos también ha aumentado con respecto al mismo periodo. Esto significa que emprendedoras y emprendedores mexicanos han encontrado en los cambios estructurales de diversa índole, derivados de la emergencia de salud pública, oportunidades para iniciar nuevos negocios.

En definitiva, la pandemia de COVID-19 ha empujado —y en muchos casos incluso obligado— a consumidores y personas emprendedoras a integrar herramientas tecnológicas a sus modelos de negocio, dinámicas de trabajo e incluso maneras de adquirir bienes y servicios. Las condiciones de confinamiento obligaron a muchos negocios a experimentar por primera vez con el teletrabajo, aplicaciones para videoconferencias, aprendizaje en línea, compras y pagos por internet, uso de servicios en la nube y estrategias de marketing digital, entre muchas otras posibilidades que ofrece la economía digital.

Al cumplir tres años del estallido de la crisis sanitaria, diversos agentes económicos han podido experimentar de una forma u otra el potencial que reside en la digitalización de negocios de diversas índoles. Las oportunidades de crecimiento y propagación de bienestar que supone la incorporación y el robustecimiento de la economía digital aparecen cada vez más claras para las personas emprendedoras, gobiernos de distintos niveles, instituciones educativas y para la sociedad en general. Sin embargo, generar el máximo aprovechamiento de esta coyuntura implica enfrentar un conjunto de complejos desafíos que gobiernos, sector educativo y comunidades de emprendimiento deben asumir de manera coordinada a fin de generar las condiciones necesarias para la germinación de negocios tecnológicos de alto valor agregado.

En este artículo presentaremos brevemente algunas de las condiciones recientes de partida para la digitalización de las MIPYMES y discutiremos los principales retos y oportunidades que dicha coyuntura supone. Más adelante, presentaremos nuestro punto de vista sobre algunas de las estrategias que gobiernos de distintos niveles podrían incorporar o robustecer como parte de su cartera de políticas públicas para impulsar sus economías locales con base en una perspectiva tecnológica y de integración social.

 

Las MIPYMES y la tecnología, ¿de dónde venimos y hacia dónde queremos ir?

Históricamente, las MIPYMES han enfrentado importantes limitaciones al incorporar tecnología para la gestión del propio negocio, alcanzar nuevos mercados o desarrollar bienes y servicios innovadores. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE) 2018, únicamente el 37 % de las microempresas utilizaron algún equipo de cómputo para el desarrollo de las actividades de la empresa, frente al 95 % de las pequeñas y medianas que lo hicieron.

Esto indica que el mayor nivel de inaccesibilidad a las herramientas tecnológicas se enfrenta en las etapas más tempranas del surgimiento de un negocio. Sin embargo, de aquellas unidades económicas donde no se usó algún equipo de cómputo para el desarrollo de las actividades de la empresa, únicamente el 8 % indicó que no lo hacían por falta de recursos económicos, mientras que el 48 % argumentó que no sabe usarlo, no considera que lo necesita, no sabe para qué podría ser útil o no les interesa.

En este contexto, únicamente el 6 % de las MIPYMES utilizó internet para ventas en línea, contacto y servicio a clientes. Nuevamente, el principal motivo para no emplear internet en el negocio no es la falta de recursos económicos para hacerlo (12 %) o la ausencia de infraestructura (3 %) sino el desconocimiento sobre sus posibles utilidades o la falta de capacitación para su uso (72 %). De hecho, aún es relativamente común observar la permanencia de herramientas analógicas para tareas administrativas que tienen alto potencial de optimizarse utilizando tecnología. La misma fuente de información oficial indica que, hasta 2018, el 21 % de las MIPYMES aún empleaban cuaderno para llevar su contabilidad.

En lo que respecta a emprendimientos directamente basados en tecnología, los datos disponibles más recientes, antes del inicio de la pandemia, indican que se trataba aún de un fenómeno aislado. Según datos de la ENAPROCE 2018, menos del 1 % de las MIPYMES indica que adquieren, adaptan, generan, patentan, desarrollan o venden tecnología al menos una vez al año.

Dentro del reducido universo de MIPYMES, que indica que realiza actividades relacionadas directamente con la industria tecnológica, el 27 % genera o desarrolla tecnología propia para el uso exclusivo de la empresa o de empresas del mismo grupo al que pertenece. De la misma manera, el 20 % patenta los productos o tecnologías desarrolladas y únicamente el 7 %, además de generar o desarrollar tecnología propia, vende la tecnología a consumidores finales u otras empresas.

Una de las principales hipótesis utilizadas para explicar la falta de integración tecnológica al tipo de negocios que constituyen la gran mayoría de las unidades económicas del país es la limitación en el acceso a dispositivos digitales fijos o móviles para realizar tareas off-line o con disponibilidad de conexión a internet. Sin embargo, los datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019 indican que el 51 % de los mexicanos mayores de 15 años son usuarios regulares de equipos de cómputo y el 85 % utilizan internet con frecuencia, principalmente a través de sus teléfonos celulares.

Entre los principales usos de internet de parte de los mexicanos aparece el entretenimiento (91 %), la comunicación (90 %) y el acceso a redes sociales (88 %). En contraste, únicamente 22 % ejecuta compras por internet, 19 % usa servicios en la nube, 16 % efectúa operaciones bancarias en línea y 9 % realiza ventas por internet. Un vistazo preliminar de los datos precedentes a la pandemia de 2019 indica que en México el uso y la familiaridad con las tecnologías digitales no son en realidad escasos, sino que con menor frecuencia se aplica su potencial para efectos de negocio.

En esta coyuntura, gobierno y academia habían buscado y probado distintas fórmulas para incrementar la digitalización de las MIPYMES a fin de impulsar su crecimiento e incrementar el nivel de empleo y productividad. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 condujo a dar un salto importante en la incorporación de tecnología en los negocios. Entre las medidas utilizadas para la supervivencia de las empresas durante la crisis sanitaria, 6.4 % de las microempresas y 18.8 % de las empresas pequeñas y medianas implementaron por primera vez estrategias en redes sociales (Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por COVID-19 en las Empresas, INEGI, 2022).

En efecto, la emergencia sanitaria de COVID-19 contribuyó a acelerar la tendencia de absorción tecnológica en la población mexicana. Entre 2019 y 2021, 9 millones de mexicanos se incorporaron a la categoría de usuarios regulares de internet, pasando a cubrir el 94 % del total de la población mayor de 15 años en el país.

Es relevante notar que de los 9 millones de nuevos usuarios regulares de internet que se incorporaron durante el periodo de la pandemia de COVID-19, 34 % tenía nivel de escolaridad de primaria y 19 % de secundaria. Desde el punto de vista socioeconómico, el 66 % del total de los usuarios de internet en 2021 pertenecen a estratos con capacidad socioeconómica baja y media baja (ENDUTIH, INEGI, 2021).

No solo resalta la diseminación del uso de las tecnologías de la información entre la población mexicana con énfasis en los estratos más vulnerables, el mercado de economía digital también muestra una tendencia de expansión. El número de personas que han realizado algún tipo de transacción vía internet incrementó en 10 millones entre 2019 y 2021, para alcanzar el 33 % del total de la población mayor de 15 años. Durante el mismo periodo de dos años que coincide con la emergencia y el inicio de la reapertura, el grupo de personas que utilizan internet para efectos educativos creció en 7 millones; el que realiza operaciones bancarias por internet, en 8 millones; el que compra productos o servicios, en 9 millones; y el que lleva a cabo ventas por internet, en 3.7 millones.

La aceleración de la absorción de las tecnologías de la información, fuertemente impulsada por la necesidad de dar continuidad a actividades sociales, educativas y económicas que realizamos de forma análoga o presencial, ha contribuido significativamente a generar las condiciones adecuadas para impulsar la economía y bienestar social desde el emprendimiento. En este contexto aparece, entre muchas otras, la siguiente pregunta: ¿qué estrategias podrían adoptar o reforzar los gobiernos y sector educativo para contribuir a detonar el crecimiento económico basado en el emprendimiento tecnológico?

 

Algunas directrices de políticas públicas y colaboraciones con el sector educativo para impulsar el emprendimiento digital

Antes de exponer algunos puntos de vista sobre la orientación que podrían adoptar o robustecer intervenciones gubernamentales específicas en asociación con universidades y centros educativos, consideramos importante destacar que el potencial de propagar bienestar social a través del fortalecimiento tecnológico de las MIPYMES va más allá del incremento de la productividad que se traduce en un aumento del ingreso. Con una inversión en capital relativamente baja —o por lo menos en comparación con la infraestructura que requieren otras industrias— es posible generar alto valor agregado desde estratos sociales o ubicaciones históricamente menos favorecidas, lo que representa a su vez una oportunidad de generar crecimiento inclusivo.

Dicho de otra manera, los emprendimientos de base tecnológica no solo son potencialmente más capaces de desarrollar innovación, sino más propensos a integrar talento joven con capacitación práctica en herramientas específicas de manera inclusiva. En este sentido, la economía digital representa una auténtica revolución democrática y un mecanismo sin precedentes de ampliación y flexibilización del mercado laboral.

En el contexto de la aparición de nichos de mercado como la ciencia de datos, el internet de las cosas o la inteligencia artificial, entre otras, el rol de los gobiernos y el sector académico debe aprovechar el impulso generado por la pandemia de COVID-19. Principalmente, esto significa adaptarse a estas nuevas necesidades de mercado con la generación del ambiente propicio para su germinación y con la oferta educativa que permita responder con agilidad a la demanda de capital humano especializado. En concreto, con base en el análisis de experiencias internacionales exitosas, el gobierno federal y los estatales podrían adoptar o fortalecer medidas relacionadas con las siguientes tres ideas:

 

Incrementar la oferta educativa disponible de habilidades digitales específicas

Como indicamos en la sección anterior, en México la normalización del uso de dispositivos móviles para acceder a redes sociales y plataformas de entretenimiento contrasta con el bajo uso que se les da a las tecnologías en las MIPYMES. Preliminarmente, los datos indican que hay infraestructura digital disponible para una parte importante de la población y que es la falta de conocimiento para generar negocios utilizando estas mismas herramientas lo que limita el crecimiento de una parte importante de las empresas. Por lo tanto, el sector público puede contribuir a reducir esta brecha de conocimientos digitales orientados al emprendimiento en alianza con universidades, ofreciendo cursos de capacitación cortos en habilidades específicas con potencial para iniciar e impulsar negocios. La democratización de plataformas de este tipo puede contribuir a empoderar poblaciones vulnerables con la posibilidad de adquirir mejores empleos o emprender directamente.

Crear o robustecer los institutos de emprendimiento locales

Con la posibilidad de brindar un apoyo cercano, presencial o en línea, los institutos de emprendimiento deben tener presencia local y ofrecer espacios para prototipar y probar distintas propuestas de bienes y servicios, incubación, orientación con los requisitos necesarios para iniciar un negocio, impulsar la búsqueda de financiamiento y capacitar habilidades básicas de administración de negocios. Estos, entre muchos otros temas, son parte de las principales limitaciones que enfrentan potenciales personas emprendedoras y empresas operativas que difícilmente logran atender en un solo lugar. Por lo tanto, el potencial de una institución capaz de apoyar con las principales necesidades u obstáculos para el inicio o el crecimiento de negocios con base tecnológica puede contribuir significativamente a transformar la economía local. En este sentido, el sector educativo, y en particular las universidades y centros de estudios profesionales, nuevamente es mucho lo que pueden aportar a través de convenios de colaboración para profesoras y profesores, estudiantes y centros de investigación con institutos locales de emprendimiento.

Promover y robustecer la comunidad de emprendimiento local

Una tercera prioridad puede ser, liderado por un el instituto local de emprendimiento y sus socios en el sector académico, generar una plataforma dinámica de intercambio entre empresas operativas, personas emprendedoras, científicas y científicos, estudiantes, capacitadoras y capacitadores y sociedad interesada en general para promover la multiplicación de proyectos. Existen, algunos ejemplos de éxito a nivel global que muestran que una red sólida de capital social y humano puede impulsar el crecimiento y la innovación en el ámbito empresarial local. Esta dinámica, en combinación con factores como la disponibilidad de capital de riesgo, ha permitido transformar algunas comunidades en polos internacionales de emprendimiento,

atrayendo tanto a emprendedores como a capital humano de otras regiones en un ciclo virtuoso de crecimiento y desarrollo. En relación con esto, sería importante evaluar diversas experiencias internacionales para sintetizar las mejores prácticas que contribuyan a promover y robustecer el emprendimiento local. Además de las recomendaciones mencionadas, aunque no es el enfoque principal de este artículo, se podrían considerar los siguientes aspectos relevantes para futuras investigaciones:

  • Análisis de casos de éxito de MIPYMES mexicanas que se hayan adaptado exitosamente al entorno digital, revisión de programas o iniciativas gubernamentales actuales en México enfocadas en apoyar la digitalización y crecimiento de las MIPYMES.

  • Exploración del rol del sector privado en el desarrollo de estas empresas, y propuesta de indicadores o métricas para medir el éxito de las estrategias y políticas públicas propuestas en este tema.

Al considerar estos aspectos adicionales en futuras investigaciones, se podrá obtener una visión más completa del panorama del emprendimiento digital en México y cómo los diferentes actores involucrados pueden contribuir a un crecimiento económico inclusivo y sostenible en el país. En última instancia, fortalecer el ecosistema de emprendimiento tecnológico en México no solo beneficiará a las MIPYMES, sino también a la sociedad en general, al generar más empleo, impulsar la innovación y mejorar la calidad de vida de la población.

A manera de conclusión, en este artículo hemos presentado brevemente evidencias que sustentan que en México existen condiciones estructurales para impulsar el crecimiento económico y la propagación de bienestar social a través del emprendimiento digital y de base tecnológica. En particular, creemos que los gobiernos locales pueden asumir el liderazgo, en alianza con el sector educativo, para crear o renovar las instituciones que permitan implementar las estrategias para ampliar la economía digital y la absorción tecnológica acelerada que la pandemia de COVID-19 ha traído a la sociedad mexicana y al mundo.

Referencias
  1. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2023). Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/enoe/15ymas/

  2. Censos Económicos (2019). Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/ce/2019/

  3. Demografía de los Negocios (DN) 2019 - 2021 (2022) Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/dn/2021/

  4. Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (2018) Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/enaproce/2018/

  5. Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (2019 y 2021) Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/dutih/2021

  6. Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por COVID-19 en las Empresas (2022) Instituto Nacional de Estadistica y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/ecovidie/