Emprendimiento público: un primer acercamiento
29 de Marzo de 2023Angélica Creixell
Directora Académica
Elinor Ostrom fue de las primeras personas en usar el término “emprendimiento público” en su tesis doctoral Public Entrepreneurship: A Case Study in Ground Water Basin Management. Utiliza el caso del manejo del agua dulce en el sur del estado de California para mostrar cómo el emprendimiento público puede brindar soluciones a problemas de provisión de servicios y bienes públicos. Los actores locales surgen como emprendedores y plantean una solución dentro de las normas definidas por el sistema político y en conjunto con el gobierno. En la investigación describe las condiciones de existencia del emprendimiento privado comparadas con las del emprendimiento público, y las diferencias en la motivación de los y las emprendedoras[i]. Ostrom publica en 1964 y a partir de ahí se detona la conversación en torno al emprendimiento público, sin embargo, su definición ha evolucionado y se adapta a los ejemplos y necesidades de las personas que lo definen.
En 2005, Ostrom retoma la conversación del término desde otro punto de vista reconociendo la importancia del emprendimiento en el sector privado como herramienta para amplificar la producción usando recursos y tecnologías; a la vez, hace el símil de la necesidad del emprendimiento enfocado en resolver los problemas cercanos al sector público (seguridad, educación, salud, uso de recursos naturales). Sin embargo, añade un nivel de complejidad adicional, no solo es necesaria la acción colectiva, el gobierno tiene que, además, desbloquear el potencial de funcionarios públicos (o personas cercanas al servicio público) que tengan fibras de emprendimiento para que éstas, a su vez, sean líderes y se atrevan a tomar el riesgo de transformar procesos e instituciones para resolver problemas y crear valor público[ii].
En estas circunstancias, las y los emprendedores públicos reconocen la importancia de trabajar a partir de una estructura policéntrica, cuyos centros son el gobierno, la sociedad civil, el sector privado, y otros actores relevantes según el problema, para generar los mecanismo de colaboración entre ellos.
Desbloquear el potencial de personas que trabajan en el sector público ya sea en instituciones, entidades gubernamentales, secretarías o incluso organizaciones de la sociedad civil y emprendimientos privados, implica que el gobierno tome ciertos riesgos al momento de buscar innovación. En “Mision Economy”, Mariana Mazzucato[iii] usa este argumento cuando critica a los gobiernos que contrataron servicios de consultoría para crear la estrategia de respuesta ante la pandemia ocasionada por el COVID-19. Su propuesta es que los gobiernos tomen el riesgo de depositar la confianza en aquellas personas dentro del mismo gobierno que conocen los problemas públicos, generan soluciones, y están dispuestas a innovar - ésta
podría ser su definición del emprendedor o emprendedora pública. El gobierno, al identificar dichos perfiles, debe impulsarlos con recursos, capacitaciones y generación de habilidades, y así fortalecer su fuerza de trabajo enfocada en la resolución de problemas y crear emprendedores y emprendedoras públicas.
Estos dos ejemplos muestran la amplitud en la definición de emprendimiento público, sin llegar a definirlo por completo. Por un lado, para que estemos frente a un emprendimiento público se necesita una persona (el o la emprendedora) que trabaja de forma cercana al gobierno o sector público y resuelve problemas de una forma innovadora en el ámbito público tomando en consideración su entorno y comunidad. Por otro, el emprendimiento público puede ser cualquier innovación en algún proceso, servicio, forma de diseñar política pública que opere el gobierno o alguna institución gubernamental en un momento específico y en un entorno facilitador. Para crear valor público, a través de un emprendimiento, es necesario contar con legitimidad política y apoyo social, así como con las capacidad operativas de la organización, institución o empresa.
A partir de la definición y el acuñamiento del término “emprendimiento público”, el estudio y la teoría del concepto han ido en aumento. Más allá de la definición, surge la crítica. ¿Es posible lograr emprendimiento público en países con niveles de desarrollo más bajos? ¿Es posible empoderar a los y las ciudadanas para volverse agentes participativos y no solo consumidores pasivos?[iv] La definición de Ostrom, por ejemplo, se reduce a una esfera de impacto limitada y supone que los cambios se pueden dar en un país desarrollado que cuenta con las instituciones adecuadas y los instrumentos necesarios para generar ese cambio, involucrar a la sociedad y crear valor público.
Además, la aversión al riesgo del sector público está fundamentada en la prevención de uso ilícito de recursos, en el abuso de poder y otros problemas que surgen al relajar algunas reglas. Dado el impacto público de los esfuerzos de emprendimiento e innovación en el gobierno o en empresas cercanas al gobierno, ¿cómo aseguras la transformación pública al mayor número de personas?, ¿cómo se transfiere el conocimiento adquirido o el diseño de la posible solución a las personas que trabajan en el gobierno y que se encargarán de seguir diseñando soluciones a otro tipo de problemas? Estas son solo algunas de las preguntas que surgen y, sin duda, la crítica constructiva al concepto y a la práctica nutren la ampliación del estudio de proyectos de emprendimiento público para lograr que sea un mecanismo para la transformación pública.
En la Escuela de Gobierno y Transformación Pública (EGobiernoyTP), se estudia sobre la crítica y se exige más de la definición y del concepto en sí mismo. No solo es importante hablar de la persona o del hacer, sino también de la temporalidad y el contexto en la que existe; así como de los retos que está dispuesta a tomar. Adicionalmente, se toman en cuenta las limitaciones del concepto para cuestionarlas, asumirlas y, en su caso, sumarlas a la problemática en la búsqueda de mejorar el problema para crear valor público.
La definición que utilizamos es la “persecución colaborativa de oportunidades públicas más allá de los recursos controlados”. Ésta se deriva de la definición estándar de emprendimiento de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, aterrizada al ámbito público pero tomando en cuenta aspectos claves. El primer elemento considerado es la “persecución colaborativa”, el cual implica un sentido de urgencia para responder al problema identificado y, de inicio, subraya la importancia de actuar de forma colaborativa. Ningún actor involucrado, gobierno, sociedad, empresas o emprendimientos puede atacar al problema de forma aislada y esperar resultados. Además, la persecución conlleva un sentido de alerta para estar en constante búsqueda de oportunidades.
El segundo elemento de la definición es las “oportunidades públicas". El emprendimiento público identifica problemas, pero los aborda y soluciona como oportunidades. Tomando en cuenta el aumento en la complejidad de los problemas públicos, el emprendimiento público detecta oportunidades en el desdoblamiento de los problemas para proponer soluciones robustas desde una escala inicial acotada o local, pero tomando en cuenta los futuros posibles y la sostenibilidad del proyecto a lo largo del tiempo.
Por último, el tercer elemento de la definición es “los recursos controlados.” Es aquí donde entra una parte fundamental de la innovación; no solo es necesario en el planteamiento o en la resolución del problema buscar alternativas en los recursos disponibles y las formas de solventar la propuesta de soluciones son partes claves del emprendimiento y en las cuales la emprendedora desata su creatividad e inteligencia para encontrar los recursos. También es aquí donde se tiene que tomar en cuenta el sistema político y las reglas vigentes para asegurar la viabilidad del proyecto o emprendimiento.
Al unir los tres elementos de la definición, el emprendimiento público es dinámico y adaptativo, y de esa forma se enseña en la EGobiernoyTP. En clases específicas se estudia la teoría, definición y limitantes, y su aplicación en casos prácticos. Los y las estudiantes tienen que identificar un problema público complejo y proponer emprendimientos; empresas, organizaciones o áreas dentro del sector público, que lo aborden desde lo local, y generen soluciones robustas y transferibles, ya sean investigaciones, productos, redes, procesos innovadores, a más entornos de características similares. Se exige el planteamiento de proyectos y productos para lograr el emprendimiento desde un enfoque transdisciplinar y fomentado el uso de la tecnología.
La ciencia de datos y las tecnologías emergentes conforman un pilar fundamental en la enseñanza de emprendimiento público. Por un lado, es necesario tener una base sólida de ciencia de datos para entender el contexto y el sistema en el que se
desarrolla el emprendimiento y, por otro, para contar con las herramientas y conocimientos para trabajar en conjunto con científicos de datos o consultoras en los proyectos particulares. Además, es necesario hacer un análisis tecnológico de los requisitos del emprendimiento; de sus proyectos, productos o servicios a ofrecer, para identificar aquellas tecnologías conocidas y sus alcances, así como aquellas que será necesario aprender o incluso desarrollar.
Más allá de las asignaturas, el aprendizaje continúa durante la maestría en la aplicación del concepto en otras disciplinas, proyectos e investigaciones. El reto es formar una comunidad de emprendedores y emprendedoras que reconozca la complejidad y evolución constante de los problemas públicos y utilice el emprendimiento público como vehículo de transformación para proponer soluciones colaborativas, urgentes e innovadoras. La definición y teoría de emprendimiento público debe entenderse como dinámica y capaz de adaptarse a la innovación.
[i] Ostrom, E. (1965). Public Entrepreneurship: A Case Study in Ground Water Basin Management [Doctoral Dissertation].
[ii] Ostrom, E. (2005). Unlocking public entrepreneurship and public economies. WIDER Discussion Paper, No. 2005/01(The United Nations University World Institute for Development Economics Research (UNU-WIDER)).
[iii] En marzo de 2023, saldrá el libro The Big Con: How the Consulting Industry Weakens Our Businesses, Infantilizes Our Governments, and Warps Our Economies de Mariana Mazzucato y Rosie Collington, donde se profundizará en la crítica.
[iv] Ver más: Liddle, J., & McElwee, G. (2019). Theoretical Perspectives on Public Entrepreneurship. International Journal of Entrepreneurial Behavior & Research, 25(6). https://doi.org/10.1108/IJEBR-02-2019-0067.
Schnellenbach, J. (2007). Public Entrepreneurship and the Economics of Reform. Journal of Institutional Economics, 3(2). https://doi.org/10.1017/S1744137407000641