Transitar por México: información y uso de redes para aminorar los desafíos de los migrantes

En las últimas décadas, México ha evolucionado de ser principalmente un país de emigración a convertirse en un país de tránsito para miles de migrantes, especialmente de América Latina, que buscan llegar a la frontera norte con Estados Unidos. Este cambio ha planteado desafíos significativos no solo para los migrantes sino también para las políticas migratorias y de seguridad nacional.

La composición demográfica de los migrantes que buscan cruzar la frontera también ha experimentado un cambio significativo. La Figura 1 muestra los encuentros de la patrulla fronteriza estadounidense dependiendo del tipo de unidad familiar entre 2013 y 2023. Aunque la mayoría de los migrantes siguen siendo adultos solos, ha habido un aumento significativo en el número de menores no acompañados, pasando de alrededor de 18 mil menores encontrados por la patrulla fronteriza en 2013 a más de 137 mil en 2023. Similarmente, el número de familias que intentan cruzar la frontera ha aumentado de aproximadamente 15 mil en 2013 a 821 mil en 2023. Estas variaciones demográficas plantean nuevos retos logísticos y de seguridad, tanto para los migrantes como para las agencias que intentan brindarles apoyo.

Image

La disminución de migrantes mexicanos hacia Estados Unidos contrasta con el aumento de flujos migratorios de otros países, especialmente de América Central y Sudamérica. Crisis políticas y económicas en países como Venezuela, El Salvador y Haití han impulsado a muchas personas a emprender el peligroso viaje a través de México. Además, el cambio climático ha comenzado a emerger como un factor crítico, exacerbando las condiciones adversas en ciertas regiones y forzando a más individuos a desplazarse. La Figura 2 muestra cómo, a partir de 2016, las detenciones y expulsiones por parte de la Patrulla Fronteriza de ciudadanos no mexicanos han superado a las de ciudadanos mexicanos. En 2023, el 71% de los encuentros de la patrulla fronteriza fue con ciudadanos no mexicanos, principalmente de países como El Salvador, Honduras y Guatemala.

Image

La magnitud del cambio en el flujo migratorio se refleja en los datos recientes de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, que en 2023 reportó 782,176 eventos de personas en situación migratoria irregular, lo que representa un aumento del 77% respecto al año anterior. Este incremento es significativo y refleja una tendencia en la que la cantidad de migrantes en tránsito supera el número de migrantes mexicanos indocumentados que buscan entrar a Estados Unidos. Este crecimiento se atribuye no solo a la intensificación de conflictos y la inestabilidad en sus países de origen, sino también a la percepción de México como un corredor viable hacia el norte, y se ve influenciado por las crecientes presiones ambientales que impulsan la migración forzada.

La travesía a través de México está llena de peligros. Los migrantes enfrentan un ambiente hostil donde la falta de estatus legal los expone a extorsiones, secuestros y violencia. Transitar por México está lleno de peligros para los migrantes que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos. La complejidad del viaje entre la frontera sur de México y la frontera norte no solo se debe a la longitud y a las adversidades geográficas, sino también a una serie de riesgos legales, sociales y ambientales que enfrentan en el camino. Desde barreras culturales y lingüísticas hasta la incertidumbre legal que rodea su estatus migratorio, los migrantes tienen que navegar por rutas llenas de inseguridad y amenazas constantes.

Uno de los primeros desafíos que enfrentan la mayoría de los migrantes que cruzan por México es la legalidad de su travesía. Aunque existen alternativas legales como la visa humanitaria, muchos migrantes deciden seguir su camino sin ningún tipo de documento que avale su estancia legal en México. Por lo tanto, carecen de estatus legal, lo que los coloca en una posición vulnerable frente a abusos y explotaciones. Sin derechos claramente definidos y sin un conocimiento adecuado del sistema legal mexicano, estos individuos a menudo se encuentran a merced de autoridades corruptas y del crimen organizado, que ven en su desesperación una oportunidad de lucro. La falta de documentación adecuada convierte cualquier interacción con la policía o con grupos criminales en un riesgo potencial de extorsión o algo peor.

Las condiciones de viaje en sí mismas son extremadamente arriesgadas. Muchos migrantes optan por viajar en condiciones precarias, como en el tren de carga conocido como "La Bestia". Este método de transporte es extremadamente peligroso, exponiendo a los migrantes a riesgos de lesiones graves o fatales por caídas o accidentes. El viaje a través de rutas aisladas los expone a un calor desértico severo y a las densas y peligrosas selvas, donde enfrentan la amenaza de la deshidratación, la fauna nociva y las enfermedades transmitidas por vectores. Según datos de la Organización Internacional de Migración (IOM), el 13% de los migrantes que murieron en México durante el 2023 lo hicieron por accidentes relacionados con medios de transporte precarios, mientras que el 11% falleció por heridas o enfermedades relacionadas con la exposición a climas extremos o flora y fauna nociva.

Además, antes de llegar a la frontera entre México y Estados Unidos, los migrantes se exponen a rutas controladas por el crimen organizado. Numerosas organizaciones criminales controlan y operan en las distintas rutas que toman los migrantes hacia el norte, tejiendo redes de tráfico de personas a lo largo del territorio nacional. La presencia de estas organizaciones y sus disputas por algunos cruces fronterizos y el mercado de tráfico de personas ha llevado a que la ONU considere la frontera entre México y Estados Unidos como la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo. La combinación de un número sin precedentes de migrantes, el riesgo de ser acosado o detenido por las autoridades, y la intervención del crimen organizado que cobra derecho de paso a los migrantes, crea la tormenta perfecta en México para el tráfico de personas, resultando en numerosos reportes de secuestro, homicidio y trabajo forzado a lo largo del país.

En respuesta a los desafíos enfrentados por los migrantes, se han implementado diversas iniciativas, como el estudio piloto llevado a cabo en colaboración entre el ITAM, Duke y la Escuela de Gobierno y Transformación pública del Tecnológico de Monterrey. Este proyecto busca fortalecer la seguridad de los migrantes mediante el uso estratégico de plataformas digitales y redes sociales. 

Este esfuerzo facilita el acceso a información vital sobre albergues seguros, servicios de salud y servicios legales disponibles a lo largo del camino. La importancia de estas herramientas radica en su capacidad para ofrecer recursos actualizados en tiempo real, permitiendo a los migrantes tomar decisiones mejor informados y así reducir su vulnerabilidad. Además, la integración de los migrantes en redes sociales con grupos de apoyo compuestos por migrantes que ya han establecido residencia en el norte de México proporciona una plataforma para el intercambio de información crucial y consejos prácticos que pueden hacer el tránsito por México menos peligroso. 

Existe una creciente evidencia sobre la relevancia de la información y las redes sociales para los migrantes, especialmente en relación con los mercados laborales en las ciudades de destino. Investigaciones como las realizadas por Edin et al., (2003) en Suecia, y Mertén et al., (2019) en Suiza, han demostrado que los migrantes que se establecen en ciudades consideradas enclaves migratorios, es decir, con una alta población de migrantes, encuentran empleo con mayor facilidad en comparación con aquellos que llegan a ciudades con menor presencia migratoria. Este fenómeno subraya la importancia de las comunidades consolidadas en la integración económica de los recién llegados.

Además, Barsbai et al., (2021)  han identificado que los migrantes tienden a sustituir las relaciones sociales por información cuando el costo de establecer nuevas conexiones sociales es bajo. Prefieren acceder a información confiable que les permita navegar sus nuevos entornos de manera más efectiva. Este comportamiento subraya la importancia de proporcionar accesos claros y directos a información crucial que pueda asistir a los migrantes en su adaptación y establecimiento.

Por otro lado, las redes sociales han demostrado ser herramientas poderosas en varios aspectos de la vida de los migrantes, no solo en la búsqueda de empleo sino también en la organización de acciones colectivas y en la respuesta a situaciones críticas. 

Wolfsfeld et al., (2013) destacaron cómo las redes sociales facilitan la organización de protestas, mientras que Velev y Zlateva, (2012), así como López-Chau et al., (2021), han documentado su utilidad en los esfuerzos de ayuda durante desastres naturales.

Estos estudios ilustran la capacidad de las plataformas digitales para fomentar no solo la cohesión y el apoyo comunitario entre migrantes sino también para potenciar su participación activa y constructiva en la sociedad. 

La acumulación de estas evidencias muestra que tanto la información precisa como las redes sociales robustas son fundamentales para mejorar la experiencia migratoria, facilitando la integración económica y social de los migrantes en sus nuevas comunidades. Estos recursos no solo empoderan a los individuos en sus transiciones, sino que también fortalecen la estructura social y económica de las comunidades que los acogen.

El piloto anteriormente mencionado recopiló información crucial sobre la población migrante que cruza por México, destacando la diversidad y los desafíos específicos que enfrentan. De los 406 migrantes entrevistados, el 76% expresó su interés por solicitar asilo en los Estados Unidos, sin embargo, solo el 19% conocía los procedimientos necesarios para hacerlo desde México. Además, apenas el 18% estaba informado sobre el Título 42, una política crítica que limitaba la aceptación de solicitudes de asilo en la frontera y que fue derogada en mayo de 2023. Este desconocimiento generalizado subraya la necesidad de mejorar la distribución de información entre los migrantes. Sorprendentemente, alrededor del 55% ya había contactado a “coyotes” para facilitar su paso hacia el norte, lo que refleja la desesperación y la vulnerabilidad a la explotación por parte de redes ilegales.

Además, el estudio reveló desafíos adicionales durante su travesía: un 65% indicó falta de alimentos adecuados y el 60% careció de lugares seguros para dormir entre su país de origen y Chiapas. La mayoría de los migrantes encuestados viajaban solos o en pequeños grupos, con un 61% haciendo el viaje sin compañía. A pesar de las altas expectativas, solo el 30% tiene como destino final Estados Unidos, mientras que el 20% planea quedarse en México y el 50% restante aún está indeciso o no tiene un destino fijo.

Los hallazgos sugieren que la combinación de intervenciones informativas y el uso estratégico de redes sociales pueden ser herramientas poderosas para que los migrantes transiten por México con menor exposición a algunos riesgos. Al proporcionar acceso a información actualizada y precisa sobre albergues, servicios legales y sanitarios, estos recursos digitales empoderan a los migrantes para que tomen decisiones informadas que potencialmente reducen su vulnerabilidad durante el viaje. Además, las plataformas de redes sociales no solo ofrecen un espacio para la conexión y el apoyo entre migrantes, sino que también facilitan la formación de comunidades virtuales donde se comparten experiencias y consejos prácticos, aumentando así la resiliencia de los migrantes frente a los desafíos del tránsito.